Wisdom
Oración para pedir una mujer según la voluntad de Dios
Sagrado Corazón de Jesús,
mi Señor, mi Rey y mi mejor Amigo,
hoy vengo ante Ti con humildad y verdad.
Tú conoces mi corazón mejor que yo mismo;
conoces mis luchas, mis anhelos y mis heridas;
conoces mis deseos profundos de amor,
de afecto, de ternura y de complementariedad.
Señor Jesús,
Tú sabes que mis estudios y mi vocación intelectual
son parte esencial de mi vida,
y Te agradezco que me hayas dado la gracia
de caminar en el camino del conocimiento y la verdad.
Pero también sabes —mejor que nadie—
que no me has llamado al celibato,
que en mi interior vive un deseo legítimo, humano y santo
de amar y ser amado,
de unirme a una mujer con la que pueda caminar
con lealtad, respeto, entrega y alegría.
Tú creaste el corazón humano para la comunión,
no para la soledad;
Tú hiciste del amor esponsal un sacramento;
y por medio de tus santos,
especialmente San Juan Pablo II
y el Papa Benedicto XVI,
me has mostrado que el amor erótico (eros)
no es pecado cuando está ordenado
por la pureza, la dignidad y el don sincero de sí.
Señor, reconozco mis límites y mis caídas,
y por eso te sigo pidiendo
la gracia de vivir la pureza y la castidad
hasta que llegue la mujer que Tú has pensado para mí.
Pero también reconozco sin vergüenza
que no estoy hecho para el celibato,
y que necesito —como hombre—
el afecto, el cariño, el romanticismo
y la intimidad que nacen del amor auténtico.
Por eso, Señor Jesús,
te pido con fe y con confianza filial:
Mándame una mujer buena, bella, firme y honesta;
una mujer católica practicante,
no puritana ni enfermiza,
no llena de escrúpulos,
sino equilibrada, alegre, tierna, apasionada
y capaz de amar sin miedo ni confusión.
Una mujer que viva la castidad,
pero no desde el miedo sino desde la libertad.
Una mujer que pueda unirse a mí
en cuerpo, alma, mente y corazón.
Una mujer por la que yo quiera ser mejor hombre,
y que ella también crezca a mi lado.
Concédeme una mujer con quien pueda tener
un vínculo fuerte y profundo:
físico, emocional, psicológico y espiritual.
Una mujer que me complemente,
que me comprenda,
que me inspire,
y a quien yo también pueda amar, respetar, proteger
y hacer feliz según Tu voluntad.
Señor Jesús,
si he puesto estándares altos de belleza,
purifica mis ojos sin extinguir mi corazón.
Ordénalos, no los destruyas;
santifícalos, no los repriman;
que vea con claridad
lo que es virtud, lo que es entrega,
y también lo que es belleza que viene de Ti.
Que la mujer que Tú me envíes
sea para mi salvación, no para mi caída;
y que yo sea para ella bendición,
y no tropiezo.
Virgen Santísima,
San José castísimo,
San Miguel Arcángel,
intercedan por mí.
Que esta petición llegue al Corazón de Jesús
con humildad y perseverancia,
y que Su voluntad —perfecta y amorosa—
se cumpla en mi vida.
Amén.
Oración al Sagrado Corazón de Jesús por la pureza, la castidad y la liberación interior
Sagrado Corazón de Jesús,
Trono de misericordia y horno ardiente de amor, me acerco a Ti con humildad, con mis fragilidades, mis batallas, mis heridas y mis caídas. Tú conoces mi mente, mi memoria, mi psique y mi imaginación; sabes cuánto deseo vivir en Tu gracia y en Tu amistad, aunque tantas veces tropiece.
Por la intercesión de la Santísima Virgen María, purísima entre todas las criaturas; de San José, castísimo custodio de tu Corazón; de San Miguel Arcángel, defensor de las almas; y de toda la corte celestial, te suplico que ilumines mi inteligencia y mi voluntad para mostrarme concretamente qué debo hacer yo, qué pasos me corresponden, qué decisiones debo tomar para liberar mi interior de todo pensamiento impuro, perverso o torcido, y para sanar aquellas áreas donde el enemigo ha querido sembrar oscuridad, confusión o culpa.
Señor Jesús, líbrame del vicio de la pornografía y de la masturbación; rompe toda atadura, hábito o esclavitud que haya crecido por mis debilidades, por mis heridas o por mis decisiones. Dame la fuerza que me falta, la disciplina que no tengo, y la valentía que tantas veces me ha abandonado.
“Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5,8). Señor, dame un corazón limpio; concédeme la gracia de buscar la pureza, no por orgullo, sino por amor.
Sé que a Santa Faustina Kowalska, a Santo Tomás de Aquino, a San José y a tantos santos les concediste la gracia de la pureza perfecta. Tal vez a mí no me la concedas de esa manera para que mi alma no caiga en soberbia espiritual, sino para permanecer humilde y consciente de que sin Ti no puedo nada. Si es Tu voluntad permitir mis tropiezos para mantenerme pequeño, te lo entrego… pero imploro la gracia de no caer con tanta frecuencia, de resistir con más firmeza, de levantarme más rápido y de avanzar con mayor fidelidad.
Sagrado Corazón de Jesús, hagamos Tú y yo un acuerdo santo:
Que yo me comprometa a luchar, a evitar ocasiones de pecado, a vigilar mis sentidos y a tomar decisiones concretas; y que Tú, con tu misericordia infinita, me concedas las gracias necesarias para vivir la santa pureza y la castidad, no como un peso insoportable, sino como una libertad profunda que sólo Tu amor puede dar.
Yo no tengo esta virtud de manera natural; Tú lo sabes. Pero la quiero, Señor. La deseo porque quiero vivir en Tu gracia, caminar en Tu luz y permanecer en Tu amistad.
Jesús mío: mi Dios, mi Rey, mi Salvador, mi Redentor, mi Jefe, mi Maestro y mi mejor Amigo:
Toma mi mente, purifícala.
Toma mi memoria, ordénala.
Toma mi imaginación, conságrala.
Toma mi corazón, santifícalo.
Toma mi cuerpo, fortalécelo.
Toma mi voluntad, transfórmala.
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
Sagrado Corazón de Jesús, sé mi victoria.
Sagrado Corazón de Jesús, crea en mí un corazón nuevo.
Amén.
Oración de protección a la Preciosa Sangre de Cristo
Señor Jesús, en tu nombre y con el poder de tu Sangre preciosa sellamos toda persona, hechos o acontecimientos a través de los cuales el enemigo nos quiera hacer daño.
Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en los abismos del infierno y en el mundo donde nos movemos hoy.
Con el poder de la Sangre de Jesús rompemos toda interferencia y acción del maligno.
Te pedimos, Jesús, que envíes a nuestros hogares y lugares de trabajo a la Santísima Virgen María acompañada de San Miguel, San Gabriel, San Rafael y toda su corte de santos ángeles.
Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestra casa, todos los que la habitan (nombrar si se desea), las personas que el Señor enviará a ella, así como los alimentos y los bienes que generosamente Él nos envía para nuestro sustento.
Con tu Sangre preciosa sellamos tierra, puertas, ventanas, objetos, paredes y pisos; el aire que respiramos, y en fe colocamos un círculo de tu Sangre alrededor de toda nuestra familia.
Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos los lugares en que vamos a estar en este día, las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar.
Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestro trabajo material y espiritual, los negocios de nuestra familia, y los vehículos, las carreteras, el aire, las vías y cualquier medio de transporte que vayamos a utilizar.
Te pedimos que con tu Sangre preciosa selles los actos, las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra Patria, a fin de que tu paz y tu Corazón reinen en ella.
Te agradecemos, Señor, por tu Sangre y por tu vida, ya que gracias a ellas hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo.
Amén.
Consagración al Sagrado Corazón de Jesús.
– Corazón de Jesús, haz que te ame y te haga amar.
– Yo ofrezco y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, mi persona, mi vida, mis acciones, penas y sufrimientos; y NO quiero servirme de ninguna parte de mi ser, más que para amarle, servirle, honrarle y glorificarle. Ésta es mi voluntad irrevocable, pertenecerle en absoluto y hacerlo todo por su amor, renunciando de todo corazón a todo cuanto pueda desagradarle.
– Os elijo, ¡Oh Sagrado Corazón de Jesús!, por el único objeto de mi amor, el protector de mi vida, el ancora de mi salvación, el remedio de mi fragilidad e inconsistencia; para que seáis el reparador de todos mis defectos y mi seguro asilo a la hora de mi muerte. Sed, pues, ¡Oh bondadosisimo Corazón!, mi justificación con Dios vuestro Padre, y apartad de mi el rigor de su justa indignación.
– ¡Oh Corazón amoroso!, en vos únicamente espero y confío, porque todo lo temo de mi debilidad y malicia, más todo lo espero de vuestra misericordia. Alejad, pues de mi cuanto se os resista y os desagrade; y haced que vuestro purisimo amor se imprima tan profundamente en mi corazón, que jamás pueda olvidaros, ni separarme de vos.
– Os suplico, por vuestra misma bondad, escribais mi nombre en vos mismo, puesto que toda mi dicha y mi gloria, quiero cifrada, en vivir y morir, como esclavo, discípulo e hijo vuestro.
Amén.
– Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo.
II. Acto de confianza en el Corazón de Jesús.
– ¡Oh Corazón de Jesús, Dios y Hombre verdadero, refugio de los pecadores y esperanza de los que en ti confían!
– Tú nos dices amablemente: Vengan a Mi,
– Y nos repites las palabras que dijiste al paralitico; Confía, hijo mío, tus pecados te son perdonados.
– Y a la mujer enferma; Confía hija, tu fe te ha salvado.
– Y a los apóstoles: Confíen, yo soy, no teman.
– Animado con estas palabras, acudo a ti, con el corazón lleno de confianza, para decirte sinceramente y desde lo más íntimo de mi alma:
– «Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío».
1. En mis alegrías y tristezas.
R: Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
2. En mis negocios, en mis finanzas y en mis empresas.
3. En mis prosperidades y adversidades.
4. En las necesidades de mi familia.
5. En las tentaciones del demonio.
6. En las instigaciones de mis propias pasiones.
7. En las persecuciones de mis enemigos.
8. En las murmuraciones y calumnias.
9. En mis enfermedades y dolores.
10. En mis defectos y pecados.
11. Siempre y en toda ocasión.
12. En vida y muerte.
13. En tiempo y eternidad.
III. Letanías al Sagrado Corazón de Jesús
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, oyenos
Cristo, escuchanos
Padre Eterno, Dios de cielos y tierra
– Ten piedad de nosotros
Dios Hijo Redentor del mundo
Dios Espíritu Santo
Santísima Trinidad, que eres un sólo Dios.
1.Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
– Ten misericordia de nosotros
2. Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre.
3. Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios.
4. Corazón de Jesús, de majestad infinita.
5. Corazón de Jesús, templo Santo de Dios.
6. Corazón de Jesús, tabernaculo del Altísimo.
7. Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo.
8. Corazón de Jesús, lleno de bondad y de Amor.
9. Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad.
10. Corazón de Jesús, asilo de justicia y de Amor.
11. Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes.
12. Corazón de Jesús, dignisimo de toda alabanza.
13. Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones.
14. Corazón de Jesús, dignisimo de toda alabanza.
15. Corazón de Jesús, Rey y Señor de México.
16. Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.
17. Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la Divinidad.
18. Corazón de Jesús, en quien él Padre halló sus complacencias.
19. Corazón de Jesús, de cuya plenitud, todo hemos recibido.
20. Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados.
21. Corazón de Jesús, paciente de mucha misericordia.
22. Corazón de Jesús, rico para con todos los que te invocan.
23. Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad.
24. Corazón de Jesús, propiciacion por nuestros pecados.
25. Corazón de Jesús, saciado de oprobios.
26. Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos.
27. Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte.
28. Corazón de Jesús, perforado por una lanza.
29. Corazón de Jesús, fuente de toda consolación.
30. Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra.
31. Corazón de Jesús, víctima de los pecadores.
32. Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan.
33. Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren.
34. Corazón de Jesús, delicia de todos los Santos.
– Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
R: Perdonanos Señor.
– Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
R: Escuchanos Señor.
– Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
R: Ten piedad y Misericordia de nosotros.
IV. Promesas del Sagrado Corazón de Jesús a sus verdaderos devotos.
1. A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
2. Daré paz a sus familias.
3. Las consolare en todas sus aflicciones.
4. Seré su amparo y refugio durante la vida, principalmente, en la hora de la muerte.
5. Derramare bendiciones abundantes sobre sus empresas.
6. Los pecadores hallaran en mi Corazón, la fuente y el Océano infinito de la misericordia.
7. Las almas tibias se harán fervorosas.
8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendecire las casas en las que la imagen de mi Sagrado Corazón se exponga y sea honrada.
10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.
11. Las personas que propaguen ésta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de Él.
12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón, les concederá la gracia de la perseverancia final.
Santo Tomás de Aquino
Ven, Espíritu Santo, Divino Creador, verdadera fuente de luz y fuente de sabiduría. Derrama tu brillantez sobre mi intelecto, disipa la oscuridad que me cubre: la del pecado y la de la ignorancia. Concédeme una mente penetrante para comprender; una memoria retentiva; un método y facilidad para aprender; la lucidez para comprender; y abundante gracia para expresarme. Guía el comienzo de mi trabajo, dirige su progreso y llévalo a término con éxito. Esto lo pido a través de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, que vive y reina contigo y con el Padre, por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados.
A cada invocación se contesta: ¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a mis hermanos y parientes. Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales. Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos. Ayudad a cuantos debo amor y oración. Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado. Ayudad a los que han faltado contra mí. Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección. Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos. Ayudad a los que os desean más ardientemente. Ayudad a los que sufren más. Ayudad a los que están más lejos de su liberación. Ayudad a los que menos auxilio reciben. Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia. Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres. Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos. Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera. Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo. Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas. Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho. Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas. Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos. Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado. Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos. Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos. Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer. Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el cielo. Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte. Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante. Ayudad a los que juzgaréis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado. Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes. Ayudad a los obispos y sus consejeros.
Ayudad a mis maestros y pastores de almas. Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis. Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica. Ayudad a los defensores de la santa fe. Ayudad a los caídos en los campos de batalla. Ayudad a los sepultados en los mares. Ayudad a los muertos repentinamente. Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos.
V. Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno. R. Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz. V. Que en paz descansen. R. Amén.
Oración al Justo Juez
Divino y Justo Juez de vivos y muertos, eterno sol de justicia, encarnado en el casto vientre de la Virgen María por la salud del linaje humano. Justo Juez, creador del cielo y de la tierra y muerto en la cruz por mi amor. Tú, que fuiste envuelto en un sudario y puesto en un sepulcro del que al tercer día resucitaste vencedor de la muerte y del infierno. Justo y Divino Juez, oye mis súplicas, atiende a mis ruegos, escucha mis peticiones y dales favorable despacho. Tu voz imperiosa serenaba las tempestades, sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos como Lázaro y al hijo de la viuda de Naim. El imperio de tu voz ponía en fuga a los demonios, haciéndoles salir de los cuerpos de los poseídos, y dio vista a los ciegos, habla a los mudos, oído a los sordos y perdón a los pecadores, como a la Magdalena y al paralítico de la piscina. Tú te hiciste invisible a tus enemigos, a tu voz retrocedieron cayendo por tierra en el huerto los que fueron a aprisionarte y cuando expirabas en la Cruz, a tu poderoso acento se estremecieron los orbes. Tú abriste las cárceles a Pedro y le sacaste de ellas sin ser visto por la guardia de Herodes. Tú salvaste a Dimas y perdonaste a la adúltera. Suplícote, Justo Juez, me libres de todos mis enemigos, visibles e invisibles: la Sábana Santa en que fuiste envuelto me cubra, tu sagrada sombra me esconda, el velo que cubrió tus ojos ciegue a los que me persiguen y a los que me deseen mal, ojos tengan y no me alcancen, manos tengan y no me tienten, oídos tengan y no me oigan, lengua tengan y no me acusen y sus labios enmudezcan en los tribunales cuando intenten perjudicarme. ¡Oh, Jesucristo Justo y Divino Juez!, favoréceme en toda clase de angustias y aflicciones, lances y compromisos y haz que al invocarte y aclamar al imperio de tu poderosa y santa voz llamándote en mi auxilio, las prisiones se abran, las cadenas y los lazos se rompan, los grillos y las rejas se quiebren, los cuchillos se doblen y toda arma que sea en mi contra se embote e inutilice. Ni los caballos me alcancen, ni los espías me miren, ni me encuentren. Tu sangre me bañe, tu manto me cubra, tu mano me bendiga, tu poder me oculte, tu cruz me defienda y sea mi escudo en la vida y a la hora de mi muerte. ¡Oh, Justo Juez, Hijo del Eterno Padre, que con Él y con el Espíritu Santo eres un solo Dios verdadero! ¡Oh Verbo Divino hecho hombre! Yo te suplico me cubras con el manto de la Santísima Trinidad para que libre de todos los peligros, yo glorifique tu Santo Nombre. Amén. Divino y Justo Juez, acompáñame en mi viaje, líbrame de todo peligro o accidente, defiéndeme de mis enemigos y socórreme en mis necesidades.Amén.